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viernes, 3 de octubre de 2008

Bohemia

El primer fin de semana fue movidito... El jueves viaje de un día a Karlovy Vary y el viernes rumbo a Bohemia para pasar fuera de Praga todo el fin de semana.

La primera parada fue en un château de una familia cuyo nombre no recuerdo (debería empezar a tomar notas). Nos lo habían vendido como castillo, pero vino a ser un palacete de verano o similar. Sin duda lo mejor de la visita fue el guía. El hombre tenía un inglés pésimo, pero pésimo, pésimo y lo pasó fatal, porque no encontraba las palabras para explicar lo que tenía que explicar. Un poco triste que no tengan a alguien preparado habiendo pagado y sabiendo que iba un grupo de estudiantes Erasmus...


Tras el château visitamos la fábrica de Budweiser en Budvar. Resulta que Budweiser no es americana, sino que es originaria de la ciudad de Budvar, en Bohemia. Luego se exportó a EE.UU., se licenció una marca allí y otras historias, pero la original es checa. Por supuesto también nos dieron a probar la cerveza, parece ser que aquí los viajes siempre incluyen una parte alcohólica obligatoria...

Dormimos en una especie de albergue en un pueblecito dejado de la mano de Dios, a medio camino de los sitios que visitaríamos los días siguientes. El albergue en sí no estaba mal, de hecho las habitaciones eran muchísimo mejores que las de Strahov (a ver si incluyo un post al respecto), tenía campo de fútbol, etc. El principal problema es que sólo las habitaciones de un lado del edificio tenían la calefacción funcionando y nosotros caímos en el 50% malo y nos tocó dormir fresquitos...

El día siguiente lo pasamos en Český Krumlov, visitando la ciudad, la feria medieval y el castillo, que esta vez sí que era un castillo (en el foso no había cocodrilos, pero había osos que también vale). También pudimos disfrutar de la primera experiencia friki del Erasmus: ¡en un bareto en el que estuvimos tomando unas cervezas servían grog!

Český Krumlov

El último día visitamos unas minas de grafito, en las que nos convertimos en mineros por unas horas y nos dimos cuenta de que no debe ser un trabajo muy agradable, y menos aún bajo las condiciones que trabajaban ahí los mineros en la época de la Unión Soviética.

Mineros
Por último volvimos a Český Krumlov para practicar algo de rafting, aunque no había muchos rápidos en el camino... Una nueva experiencia, en la que casi nos hundimos al quedarse nuestra barca encallada en medio de la corriente y en la que remamos 15 km por primera vez en nuestra vida.

Remeros

¿Por cuánto todo el fin de semana? Pues 1700 coronas checas, sin incluir las cervezas extras, claro.

Por supuesto, más fotos del fin de semana en mi cuenta de Flickr.

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